La vida es una película en la que tú eliges si ser el protagonista o un mero espectador.

¿Os apuntáis a nuestro segundo VIAJERSARIO?
Hoy cumplimos 2 años de viaje, 2 años sin más cargas materiales que nuestras mochilas, sin más preocupaciones que las que nos hemos querido imponer, 2 años decidiendo casi a diario qué hacer, 2 años en los que cada vez más planificamos menos, en los que nos dejamos llevar por lo que la vida parece que tiene pensado para nosotros, en los que nuestra mente se ha expandido permitiendo la entrada de la aceptación e impidiendo la de los prejuicios.
Como todo lo que ha sucedido desde que nos conocimos, nos dejamos llevar, no nadamos a contracorriente, tenemos claro nuestros objetivos, pero estamos abiertos a evaluar los caminos que existen para poder cumplirlos. Somos flexibles, intentamos buscar el lado positivo a lo que nos sucede, siempre que nos perdemos… acabamos encontrando otra cosa útil. Nos gusta esta forma de vida, nos gusta poder ser nosotros mismos, conocer personas que nos llegan al corazón, algunos de manera inmediata, otros después de un proceso de aprendizaje mutuo. No todas las personas son buenas, pero tampoco todas las personas son malas, no todos los de una nacionalidad son de una manera, ni tampoco de otra. Cada persona es singular, cada particularidad tiene su encanto. Nos gusta tener el tiempo de conocer a alguien, de disfrutar de un lugar, de saborear un paisaje. Hemos conocido maravillosas personas a lo largo de estos 24 meses, con algunos seguimos en contacto, con otros no, pero estamos agradecidos de habernos cruzado con todos y cada uno de esos seres con quienes compartimos nuestro tiempo.
Son incontables las ocasiones en que nos han dicho que somos unos privilegiados o que tenemos mucha suerte por hacer este viaje. Es cierto. Aunque tenemos que matizar (y así lo hacemos siempre que podemos) que somos tan privilegiados y tenemos tanta suerte como cualquier otra persona de nuestro entorno. Nosotros tomamos una decisión, la de vivir la vida como queremos vivirla. Eso supuso dejar atrás todo lo conocido y, aunque es lo que queríamos, el miedo a lo desconocido estuvo presente antes y después de tomar el primer avión. 
Hemos hecho de ésta nuestra forma de vida. Estábamos aterrados con la idea de no poder continuar con ella, de tener que ponerle un final o interrumpirla cuando sentimos que aún no ha llegado el momento. Hemos tenido mucha suerte, como siempre; hemos encontrado gente maravillosa en nuestro viaje, personas que nos han ayudado muchísimo en nuestras metas. Queremos dar las gracias a todos, a quienes nos han tratado bien, a quienes nos han acogido en sus corazones, a quienes nos han abierto las puertas de la amistad, con quienes hemos reido, compartido historias, aventuras y vivencias. Habéis dado calidez a nuestros corazones y habéis seguido demostrando que gente buena hay en todas partes.
Queremos dar las gracias, con el mismo entusiasmo, a todos aquellos que no nos han prestado ayuda en un momento determinado, que no han sido amables, que nos han hablado mal, que nos han dejado con la palabra en la boca o con la mano en el aire. Nos habéis dado buenas lecciones de las que hemos intentando aprender lo máximo, nos habéis obligado a abrir nuestras mentes, a entender que no se puede definir a una persona por su comportamiento en un momento determinado, gracias a vosotros valoramos más aún lo bueno.
En estos 2 años hemos vivido muchas aventuras, tenemos muchas historias, pero nada se puede comparar con nuestro crecimiento personal. Para nosotros se trata de una forma de vida, anteponer el aquí y el ahora a lo que consideramos más superficial. Preferimos dormir en un coche, si eso supone ahorrarnos un poco de dinero para poder alargar un día más esta experiencia; cocinar en un pequeño fogón a comer fuera, si con eso estiramos más el dinero. No vivimos mal y no tenemos que hacer esto porque sea una necesidad, lo hacemos porque queremos vivir así. Queremos seguir viajando ligeros de equipaje, con un par de pantalones y un puñado de camisetas. No necesitamos más. Cada vez, necesitamos menos.
Hemos vivido en un coche en Nueva Zelanda unos 2 meses y medio. Fue un poco incómodo al principio, pero luego nos acostumbramos y creamos nuestro hogar. Después de un tiempo en casa de una amiga sin la cual no estaríamos aquí ahora, vivimos en otro coche en Australia, no tan cómodo como el kiwi-coche anterior, pero también creamos nuestro hogar. Un buen día, alguien nos abrió las puertas de su casa, seguimos agradecidos porque si bien éramos felices en el coche, es cierto que estamos más cómodos en la calidez de un hogar.
La clave está en adaptarnos a nuestro entorno y a nuestras necesidades. Hemos decidido ser felices con lo que tenemos, esa es nuestra decisión y nuestro objetivo, y hacemos lo posible por cumplirlo.
Nuestro objetivo no es recorrer todo el mundo, no es visitar un cierto número de países o estar en todos los continentes, ni siquiera se mide por el tiempo que vamos a estar de viaje. Nuestro objetivo es la felicidad. Y ¿qué proporciona mayor felicidad que estar en armonía con el aquí y ahora?
Por supuesto también hemos tenido momentos difíciles, hemos pasado rachas menos alegres y en las que la distancia física ha supuesto un gran reto. Sí somos unos privilegiados y muy afortunados por contar con el cariño y apoyo incondicional de nuestros padres, sin ellos esta experiencia no sería ni la mitad de grandiosa que es. Nos hemos cruzado con algunos viajeros que tienen que llevar la pesada pena de no contar con el apoyo de sus padres. Es un lastre increible, independientemente de la edad que se tenga. Nosotros estamos en nuestros 30s, y seguimos necesitando contar con nuestros padres. No hay que confundirlo con su aprobación o autorización, nosotros decidimos sobre nuestras vidas y compartimos esas decisiones con nuestro entorno más cercano, pero sabemos que hagamos lo que hagamos, aunque piensen que nos equivocamos, ellos estarán ahí arropándonos con su cariño.
Gracias mamá. Gracias papá. Sois los pilares fundamentales de este viaje. Os queremos infinitamente y os agradecemos todo lo que habéis hecho por nosotros desde el primer día que asomamos la cabeza en este mundo.
A veces también nos hemos cruzado con personas que nos han dicho esa frase tan conocida pero que, para nosotros, es errónea: «en estos momentos, sabes quienes son tus verdaderos amigos», haciendo referencia a que algunas de esas amistades que ahora se ponen en tela de juicio no son tales por el mero hecho de que no escriben con la frecuencia o la cantidad que ellos quieren. Lo único que demuestra la distancia es la facilidad para escribir que tienen algunos o que disponen de más tiempo que otros. ¿Nos gustaría recibir correos electrónicos larguísimos de todos nuestros seres queridos? ¡Por supuesto! Pero… ¿tendríamos tiempo de responder todos con la misma dedicación y esmero que exigimos? No. Algunos de nuestros amigos tienen niños pequeños, otros no son muy hábiles con el teclado, a otros no se les ocurre qué explicar porque consideran que no hay nada interesante… Eso no los convierte en menos amigos. 
Nosotros hemos decidido vivir la vida de esta manera, aún no sabemos si es solo una temporada o si queremos vivir así por siempre. Pero somos conscientes que nuestra vida y nuestro tiempo no son más valiosos que los de cualquier otra persona.
Queremos dar las gracias también a todos nuestros amigos, a los «viejos», a los nuevos, y a los que están por llegar. Por el simple hecho de permitirnos formar parte de vuestras vidas, gracias.
Y por último pero no menos importante, gracias a todos los que no conocemos que nos seguís en facebook, en twitter y leeis nuestro blog, gracias por dedicarnos unos minutos de vuestras vidas y por vuestro apoyo y cariño.
Desde Australia y con todos vosotros, celebramos nuestro feliz segundo viajersario.
Abrazos,
Oscar y Javita.